Por: Alma Ramírez de Unboxed Mx
Fernanda Achá de Viva Idea
Stephanie Rüegger de Viva Idea
¿Qué es el emprendimiento social y por qué lo necesitamos?
Los emprendedores sociales aplican principios comerciales y de gestión para resolver problemas sociales y ambientales, especialmente donde los gobiernos o los mercados han fallado, o donde existen necesidades insatisfechas. Son quienes enfatizan el desarrollo de soluciones eficientes, asequibles y rentables, tienen la capacidad y el interés para investigar y comprender los problemas sociales, y activan la agenda de cambio como agentes de cambio.
Ninguna acción social viene sin desafíos
- Entender la naturaleza dual del emprendimiento social
Muchas personas asumen que el emprendimiento social se involucra fuertemente con los componentes de valores morales, motivación prosocial y valores personales. Sin embargo, esta percepción deja de lado que un emprendimiento social tiene un enfoque de negocio, opera y requiere ser competitivo bajo las reglas tradicionales del mercado, aspirando al menos, a ser sostenibles en sus finanzas.
Por lo que se enfrentan a dos desafíos: Por un lado, el identificar una estructura legal adecuada, en Latinoamérica solamente Colombia, Perú y Ecuador cuentan actualmente con la figura de la Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo (BIC), creada para las características de las empresas sociales. Por otro lado, las barreras para el acceso a financiamiento en etapas tempranas. Para los filántropos tradicionales el acercamiento de la empresa social puede sonar mercantilista, y para las instituciones financieras o fondos de inversión tradicionales, el componente de impacto puede no ser atractivo o puede ser considerado muy riesgoso.
2. Apoyo en etapas muy tempranas
Muchos de los fondos de inversión y las oportunidades de acceder a capital semilla buscan proyectos que demuestren alto potencial de escalabilidad y dan preferencia a proyectos de base tecnológica.
Para aquellos emprendedores cuyos proyectos no cumplen con estas características es complicado encontrar recursos. Fuera del contexto de las universidades existen escasos recursos y oportunidades aquellos emprendedores que tienen un enfoque distinto. Esto representa un reto porque muchas veces las personas con experiencia en el campo del trabajo social no tienen experiencia ni formación en temas de negocio, tecnología o diseño, tampoco acceso a redes o capital social que los acompañe, guíe y apoye en la retadora fase de diseño, primeras salidas al mercado e iteración de sus productos o servicios. Lo que ha generado que el emprendimiento social no sea una oportunidad accesible para todos.
3. Encontrar el apoyo adecuado para el “medio faltante”
Una vez que las y los emprendedores salen de un programa de incubación o aceleración, son pocas las instituciones que fomentan el crecimiento posterior de estas start-ups o facilitan las habilidades necesarias para acceder a nuevos clientes. Además, en esta etapa no están listas para recibir los tickets mínimos que disponen los fondos de inversión. Se calcula que entre el 55% y el 68% de las PYMES formales en los mercados emergentes están desatendidas o subatendidas por las instituciones financieras, lo que también es válido para las empresas sociales. El «medio faltante» es grande y la mayoría de las y los emprendedores necesitan entre $10,000 y $200,000 usd para mejorar sus estructuras financieras, su equipo administrativo, gobernanza y modelo comercial. Sin embargo, los préstamos de menos de $100,000 usd siguen siendo un segmento del mercado que la mayoría de los financiadores encuentran demasiado riesgoso.
4. Inversión y soporte local para la región
La mayoría de los inversionistas todavía se encuentran en países desarrollados. Por lo tanto, muchos emprendedores sociales en países emergentes buscan inversión de donantes de capital extranjero. Esto provoca diferentes desafíos de comunicación. Por un lado, los métodos de evaluación utilizados por los inversionistas de impacto a menudo reflejan los métodos de los expertos de los países desarrollados. Por lo tanto, los emprendedores sociales enfrentan el desafío de traducir su contexto empresarial al contexto cultural y estructuralmente distinto de los países en desarrollo. Por otro lado, estos inversionistas tienen ciertas exigencias con respecto a la información que el emprendedor social debe entregar para el proceso de debida diligencia. Es posible que dicha información no sea de fácil acceso o esté disponible en países en desarrollo y, por lo tanto, puede que el inversionista no evalúe a la empresa igual de bien.
Transformando desafíos a oportunidades
Cambiar el enfoque
Dejar de buscar cómo “apoyar” o ayudar a los y las emprendedoras sociales y más bien enfocarse en incrementar las oportunidades y los mecanismos para maximizar y aprovechar el valor que ofrecen los emprendimientos sociales – como emprendedores.
Desarrollar el ecosistema
Es importante estrechar la colaboración para identificar las “brechas” y crear los puentes en la oferta de programas y recursos para incrementar la posibilidades de éxito de los emprendedores sociales. Es importante generar una cartera de emprendedores sociales a través del establecimiento de una red entre emprendedores sociales, habilitadores de mercado y financiadores.
Crear nuevos instrumentos de financiamiento
Por otro lado, podemos fomentar la filantropía para respaldar el riesgo heredado en el modelo de negocio y crear capital flexible. Emprendedores sociales darían la bienvenida a las subvenciones reembolsables y la deuda convertible. Están hambrientos de capital de trabajo y necesitan mejores formas de suavizar su flujo de efectivo. Y están preparados para retirarse de las subvenciones a medida que maduren como empresas. De esta forma se pueden construir carteras de inversión más rentables y estratégicas en términos de impacto.
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